El Hornico Fuster
Acabando el siglo XV, y a principios del XVI, llegaron unos pastores, de origen morisco, a Ulea. Los campos uleanos eran ricos en pastos y aquí se instalaron durante largas temporadas. Procedían de la comarca de Albaida y se apellidaban Fuster. El mayor de ellos Jaime Fuster Payá, pariente de los Payá, que por defecto de trascripción derivó en Pay, se instaló en las inmediaciones del paraje “El zapatico”. Pues bien, Jaime Fuster se pasaba períodos de diez y quince días- en las épocas de verano-, durmiendo en las dehesas junto a su ganado. Como es natural se llevaba ropa y comida para esos días y entonces volvía a su vivienda para estar unas horas con la familia, asearse, cambiar de ropa y proveerse de víveres para otra temporada y así año tras año, hasta que en 1547 desaparece el apellido Fuster de Ulea, pues solamente dos generaciones tuvieron hijos varones. Ese fue el motivo de su extinción.
La zona más rica en pastos era la que circundaba la ladera del monte el Castillo en donde se formaba el barranco próximo al zapatico en la margen izquierda de la carretera que une Ulea con la que comunica a Murcia con Madrid.
Como es lógico Jaime Fuster, y sus hijos, se hicieron una pequeña cueva, en la parte alta del barranco, a salvo de las avenidas y con las dimensiones suficientes para resguardarse de las inclemencias del tiempo. Allí, con dos piedras altas y alargadas hizo un pequeño horno que atizaba con leña del campo y servían para calentar la comida fría que traía de su casa y asar el tocino fresco de su matanza. También lo utilizaba para encender una pequeña hoguera que le aliviaba ante las adversidades climatológicas.
Allí, sobre la misma curva, por donde pasaba la carretera antigua,- ahora dista unos 20 metros-, se encuentra una pequeña oquedad, casi desaparecida por el paso de los años, en donde los Fuster tenían su pequeño horno. De ahí el nombre de “Hornico de Fuster”.
Joaquín Carrillo Espinosa
Cronista Oficial de Ulea